Día de Reyes. 13:30. Notificación de Whatsapp. Mi padre, que si quiero quedar a comer o a merendar.
¡Claro que quiero! De forma automática hago mentalmente "semana vista" de lo que hice ayer y lo que tengo programado para esta semana. Repaso lo que he hecho esta mañana.
Echa el freno.
Ayer me costó la vida ir al centro de salud (el domingo limpié el cuarto de baño - a plazos. Y el lunes a primera hora puse una lavadora; y más cosas a lo largo de la mañana. Error). A pesar de que pedí hora con antelación, no conseguí una hasta el jueves -aunque todos los lunes tengo que ir a por el parte de baja. Así que me acerqué para que la doctora supiera que no "pasaba" de todo por las Fiestas. Dicho sea de paso, la mujer se portó muy bien porque yo sólo iba a decírselo (sé que no atiende sin cita) y me dio el parte. Así que me evitó tener dos consultas en un día. Regalo de Reyes.
Escribir posts, compaginar la antigua
agenda de médicos con la nueva para el miércoles empezar a llamar a fisio, etc...
Por la mañana estuve con el blog; y acababa de cambiar las sábanas de la cama (lo que significa estar KO por un buen rato) cuando recibí el Whatsapp.
Me quedaba ducharme (ya con la presión de una hora si quedamos) y limpiar la jaula de mi mascota.
Citas miércoles y jueves teniendo que conducir a otro pueblo y pasar bastante rato - matándome la espalda - en una sala de espera llena de niños alborotando, que me agota incluso más que estas dos consultas que me dejan tocada el resto de la tarde.
Si quedo para merendar (comer ya imposible) implica que me tengo que duchar y lo de la jaula, de todas todas, queda postergado. Y con dos citas (y lo que arrastro ya de semana, más salir a una cafetería hoy) no sé cuándo lo podré hacer. Para mí es muy importante que ella esté bien.
No es fácil decir "no". Aún menos cuando es algo que te apetece hacer. Pero tienes que ser consecuente. Especialmente en diciembre y enero, que son meses clave para
los brotes (de todo) y no he levantado cabeza desde el primer ingreso del año pasado.
Es la diferencia entre que esto se prolongue por meses o te recuperes a un nivel más manejable poco a poco. Pero requiere sacrificios. Muchos.
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Aprender a decir "no" es una manera
de protegerte y cuidarte
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