Érase una vez una tortuga
caminando por la llanura
que con nada fue y tropezó:
y cayó sobre el caparazón.
y cayó sobre el caparazón.
Empezó a agitar sus patitas
a ver, a ver si así se volvía.
Pero no se pudo voltear,
tan solo el cielo contemplar.
Y se llenó de júbilo pensando;
"Oh Dios mío... ¡¡¡Estoy volando!!!"
Creo que no hace falta explicar más el antes y el después de una enfermedad en esta fábula que os he escrito. Y la actitud a tomar ante ella.
Teníamos una vida. Y ahora otra.
Vamos a vivirla lo mejor que podamos con otra perspectiva :)
¡Feliz semana!
Imagen: Créditos al autor.
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La respuesta en Twitter está siendo estupenda. Me alegra muchísimo que os guste "tortuguitas" :)
ResponderEliminarQué grande!! Yo también me siento una tortuguita que intenta ser optimista siempre, a veces es complicado, pero todavía son más esos momentos de positividad!
ResponderEliminarMientras esos momentos optimistas no disminuyan, vamos estupendamente!! ;)
Un abrazo, y como siempre, eres maravillosa!! :*
No se puede ser 100% optimista todo el tiempo. Como tampoco se puede dar el 100%, las 24 horas del día en tantas cosas.
EliminarPero como dices, mientras la balanza se incline a favor del "más" que el "menos", vamos MUY bien :)
Muchas, muchas gracias por tus palabras. Me animas muchísimo a seguir :*
Qué bien que hayas hecho un repaso al blog y haber llegado hasta esto! Me encanta, y más ahora que estoy en modo Esopo jeje. Ni que decir tiene que me siento tortuga voladora total :)
ResponderEliminarEspero que continúe tu racha fabulista, porque la de tortuga voladora estoy segura de que seguirá ;)
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