A veces no quiero escuchar al lobo.
Está ahí. Siempre está ahí. Aunque parezca que duerma, lo hará con un ojo abierto.
Sabe que le he pisado una y otra vez el rabo en los últimos días. Y que aunque se ha quejado, no tenía más remedio que pasarle por encima. A veces incluso, hay que darle una patada en el culo.
Pero tarde o temprano (más temprano que tarde) te la devuelve. Es rencoroso. No perdona una.
A veces te sientes en manos del lobo
Tres citas la misma semana. Y una lista de tareas que se multiplican por cada una que tacho. Arrastrando unas navidades que, robadas o no, pasan factura por más que no sean las Fiestas de antes.
El día anterior en consulta no pude disimular y tuve que pedir salir un momento. La sensación de que vas a montar el número cuando estás hablando con un desconocido es horrible. Porque por lo general, por malos que sean los síntomas, soy capaz de aparentar normalidad. La procesión va por dentro.
Pero hay un límite.
Al día siguiente estaba peor que el anterior. Y aún así iba a ir a consulta. Además, iba a ver a mis padres por primera vez desde que empezó el año. Y todo con el temor (casi evidencia) de que se iba a repetir la situación.
Entonces sentí cómo la bestia se revolvió. Sentí cómo luchaba por abrirse paso desde lo más hondo de mí. Pude sentir su alma oscura. Ya me la había mostrado antes. Me llevó al hospital.
Entendí que estaba en manos del lobo.
Que tenía que dejarlo todo en ese momento; pues mi cuerpo es el campo de batalla entre los dos.
También soy la guerrera. Y si no le escucho estoy perdida.
Pero yo soy más fuerte.
No porque sea mejor que el lobo. Sino porque no pienso rendirme.
Imagen: Por Marjolaine Leray
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#181 #Lupus La bestia interior que te devora por dentro
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El lobo es mucho lobo... Pero de vez en cuando sienta bien pegarle un zapatillazo en el hocico ;)
ResponderEliminarjaja la verdad es que sí -gracias por tu ayuda :*
EliminarBien por no rendirse, bien por darle una patada al lobo, pero no olvides cuidarte y descansar, me gusta el blog y prefiero que estés bien para escribirlo. Fuerte abrazo. Maria
ResponderEliminarGracias María :)
EliminarSé que tengo que aflojar el ritmo YA tras las Navidades. Aunque el blog me está ayudando en muchas cosas. Estoy muy contenta de haberme decidido a dar el paso; y que andéis por aquí conmigo. Besos
Yo he llegado tarde a leer la entrada por culpa del lobo, con eso te digo todo... Ahora mismo me tiene bastante acorralada, e incluso asustada, con un pie fuera y otro dentro del hospital.... En fín, seguiremos luchando con todas nuestras fuerzas para que no nos domine finalmente y nos gane la batalla, es lo que nos queda...
ResponderEliminarPero sí, en estos momentos, el lobito me tiene hasta el moño :(
Un abrazo, y sigue escribiendo así, que me encanta! ;)
Aquí nadie llega tarde si llega finalmente :) Pero sí he echado de menos tu "graffiti" como tú dices, sobretodo porque sé cómo estás ahora mismo (en manos del lobo...).
EliminarA ver si conseguimos una pinza mona para cuando estemos hasta el moño ;)
Muchas gracias y ¡mucho ánimo! :*
Los momentos mas difíciles son cuando tienes que ver de frente y a los ojos a esa fiera, en estos últimos días he podido respirar tranquila, con menos dolor, pero consciente de q acecha...
ResponderEliminarSon los más difíciles pero también los que nos hacen más fuertes para la próxima vez. Espero que te de unos días más de tregua aunque siga ahí.
EliminarSiento presentarme nombrándote un error, tal vez pueda resultarte intrusivo, pero me voy a arriesgar:
ResponderEliminarEl error es ver al lobo como una mala bestia. El lobo no es malo, es tu mejor amigo. No luches con él, pídele ayuda y te dará una protección que jamás has tenido. Siente que allá donde vayas y estés con quien estés, tendrás tanto poder a tu servicio y estarás tan protegida, que no necesitarás hacer nada, ni siquiera "revolverte". Sólo piensa en cómo huirían todos si supieran el poder que tienes. Podrías dominar cualquier situación con ese poder, pero decides no imponerte porque no necesitas demostrar nada; tú tienes ese poder y no necesitas usarlo. Siente el placer de dejar que los demás vivan en la ilusión de que te controlan, cuando en realidad eres tú quien les haces creer que te están controlando, pero lo cierto es que incluso les estás permitiendo vivir.
Es difícil verlo como algo que te da fuerza cuando sientes al lupus como la bestia interior que te devora por dentro . Es una enfermedad muy dura.
EliminarPero te agradezco esa visión. Porque afrontar la enfermedad cada día te acaba haciendo más fuerte (y dejas de permitir muchas tonterías a los demás. No puedes perder tiempo ni energías en ciertas cosas).