Hay gente que teme quedarse sola.
Hay gente que tiene miedo a estar sola.
Hay gente que no sabe estar sola.
Hay gente que en la multitud se siente sola.
A mi me gusta estar sola.
Hay gente que tiene miedo a estar sola.
Hay gente que no sabe estar sola.
Hay gente que en la multitud se siente sola.
A mi me gusta estar sola.
Necesito mi espacio, mi tiempo, mis momentos. Mi manera de hacer las cosas, sin dar explicaciones, vivir a mi manera.
Sé entretenerme, ocuparme y disfrutar. Lo que no quita que también me guste estar con la familia o los amigos (aunque la falta de salud haya cambiado la forma de hacer todo eso).
Mi verdadera soledad, esa que teme la gente, la he conocido en el hospital, en urgencias, dentro de una máquina, tumbada en una camilla.
Esa soledad infinita que no se acaba cuando te encuentras sola y vulnerable en una prueba o en manos de un médico que no sabe muy bien qué hacer contigo de madrugada (y no por falta de interés). O esperando sentada en un cuartito con una percha, en bata azul y patucos verdes.
Esa soledad de tus pensamientos, con miedos que nunca antes habías tenido porque tenías el destino en tus manos, trabajándolo cada día, solo dependiendo de ti misma.
De repente las enfermedades te enfrentan a tu parte más débil, la que se ve forzada a pedir ayuda, la que se pregunta qué pasará viendo su avance implacable y conjunto. La que se ve a expensas de otros.
Te sientes sola en la frialdad de una sala, solo suavizada por la destreza delicada de un enfermero, por el tacto de una doctora o el trato amable de un técnico. Aunque no siempre es así. Y te sientes aún más sola en tu batalla.
En todos esos momentos de soledad, de mi soledad, de un modo u otro me ayuda pensar en Rayon.
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Dallas Buyers Club (2013) es una película independiente basada en la vida de Ron Woodroof, a quien le pronosticaron un mes de vida tras diagnosticarle SIDA en 1986. Empezó entonces a tomar un medicamento no aprobado aún por la FDA (Food and Drug Administration) y también su lucha (obviamente ilegal) para que llegara a otros enfermos (principalmente del colectivo LGTB, al que tanto detestaba). Es ahí donde aparece Rayon (personaje ficticio), un transexual que conoce en el hospital y que cambiará su vida por completo.
Es una historia de personajes. Te olvidas completamente de Matthew McConaughey y Jared Leto. Sólo están Ron y Rayon. Con sus virtudes y sus defectos, regalándonos su humanidad. AVISO SPOILER Aunque al menos para mí, Rayon lo llena todo de tal manera que se me hace un poco lenta la película antes y después de sus escenas.
Son completamente opuestos y tienen una evolución inversa.
Una enfermedad te puede hacer crecer como persona y es gente como Ron, que no se conforma, la que hace que las cosas cambien.
Rayon es todo lo contrario. Desde el primer momento transmite una dulzura difícil de explicar. Algunas personas pasan por nuestra vida transformándolo todo sin que ellas mismas se den cuenta siquiera. Por eso te rompe el corazón que no se cuide quien se desvive por los demás. FIN SPOILER
Aún así, la cinta tiene toques de humor porque, como en la vida real, hasta en los momentos más dramáticos se producen situaciones cómicas. Cosa que se agradece.
La doctora, aunque es un personaje más neutro, intenta reunir las cualidades que todos desearíamos encontrar en una consulta al afrontar un diagnóstico importante.
Supongo que también ves el film con una perspectiva diferente al de una persona sana, siempre desde la visión que te proporciona tu propia enfermedad.
Jared Leto defendió el personaje con tanto respeto y credibilidad que me ha marcado profundamente.
Y si digo que en esos momentos de soledad me ayuda, cuando todo lo demás falla, es porque imagino a Rayon a mi lado. Porque oigo su voz tranquilizándome con sus 'breath' (respira) cuando tengo un dolor insoportable. Porque veo sus gestos y sonrisas que me animan y arrancan disimuladamente la mía. Porque he suspirado demasiadas veces como él lo hace antes de correr las cortinillas. Porque me imagino juntos bailando 'Follow Me' en el pub, celebrando la vida. Porque me llegan sus palabras dulces que me consuelan. Porque contagia su alegría y su sentido del humor, que se ganan a cualquiera. Porque adoro su delicadeza al cuidar y arropar a los demás y siento su abrazo. Porque simplemente está sin estar.
Y es un rayo de luz en la oscuridad.
Foto: Por Fox Grom.
Foto: Fotograma de Dallas Buyers Club (2013). Los actores masculinos arrasaron en la temporada de premios 2013-14. Recomiendo verla en versión original o VOSE porque la voz de Jared Leto como Rayon es un personaje más.
Tema de interés:
Salas de espera, los “pain points” de la experiencia del paciente Otro asunto son las salas de espera. Me parecen especialmente interesante (y utópico) las soluciones que se ofrecen al final. Este tema lo he tocado en X - Twitter numerosas veces relacionadas con el ruido y el mobiliario cuando estás enfermo, y especialmente con Encefalomielitis Miálgica.
Me encanta tu narrativa, y te diré que como familiar se ve la película de una manera dolorosa y lleno de impotencia al estar del otro lado de la sala de urgencia, esa sensación de impotencia de no saber qué es lo que pasa adentro, pero de alguna forma siempre hay alguien ya sea familiar o migo que comparten contigo esa angustia e impotencia, ese dolor de no poder ayudar a mi hijo dentro de la sala de urgencias. Pero ¡definitivamente! Nada se puede comparar con la manera en que ustedes enfrentan SOLOS, todo lo que viven dentro de esa maldita sala de urgencias. Luchando SOLOS contra lo que venga. Te admiro cada día más por lo que escribes y admiro cada día más a mi hijo. Te queremos.
ResponderEliminarMuchas gracias Alfredo por tu apoyo y cariño. Pero sobretodo por estar tan cerca de tu hijo cada día.
EliminarNo es fácil para nadie pero juntos es mejor.
Bonita entada :)
ResponderEliminarYo también necesito y valoro mucho mis momentos de soledad que, como tu dices, no quiere decir que no valore y necesite mis momentos de compañía con otros.
Pero es cierto que la soledad en una sala de espera, en la máquina de la resonancia, cuando te enfrentas a tus miedos porque no reconoces lo que hace tu cuerpo ... son especiales y muy desasosegantes. Para mi son una tremenda contradicción, me siento tan profundamente sola que duele y prefiero pasarlos sola porque no quiero ver la cara de preocupación y de miedo en quienes me quieren.
No he visto la película, así que ya tengo deberes ;)
Un besazo, Cleo
Sí, yo me quito de en medio cuando puedo (vivir sola en ese sentido es una ventaja) pero hay ocasiones en las que no se puede y se te queda el corazón hecho un puño, como cuando me dejé a mi madre llorando en puerta de urgencias cuando me ingresaron la última vez.
EliminarYa me dirás qué te parece ;) Un besazo
Brutal, me encanta como escribes, haces que pueda sentir tu dolor y "soledad" en esas situaciones que nos pone la enfermedad.
ResponderEliminarMe declaró adicto del Blog jaja
Gracias, no sabes lo que significa para mí con lo que me cuesta escribir cada post :')
EliminarLa soledad es cuando le damos la espalda al mundo por no involucrarlos en lo que más nos duele... Es estar apoyada sobre una columna de una sala de espera de un hospital cualquiera, cuando nadie sabe ni siquiera que estás allí, a la espera de unos resultados que no sabes si serás capaz de afrontar y mucho menos compartir. Sí, la soledad es definitivamente eso.
ResponderEliminarEsa también, sí...
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