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Me resistí mucho al uso de smarthphones. Tenía un móvil que seguía funcionando a pesar de los años y no vi necesidad de hacerme con uno, a pesar de la insistencia de mi entorno.
Curiosamente llegó a mi vida en los últimos meses de trabajo; y quizás el haber llegado tarde al boom y el tener que hacer uso de la tecnología para no aislarme del todo (por mis enfermedades), me ha permitido echar un vistazo a mi alrededor y observar.
Bonito juego fonético ("lif") para decir
"Vive el momento, deja el teléfono"
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No seré yo quien critique las redes sociales, internet y cómo nos ha cambiado la vida. A menudo digo que no es el qué sino el cómo.
Y en esto se cumple a rajatabla. Hay que saber hacer uso (y no abuso) de una herramienta increíble que nos da infinitas posibilidades.
Ahora que paso tantas horas en una sala de espera se hace más llevadero con el smartphone (las revistas que suele haber -si las hay- siempre me han parecido insufribles). Si tienes que hacer cola en algún sitio, te entretienes. Si eres el primero en llegar, te sientes menos incómodo solo entre la gente. Si no quieres que te de la chapa un desconocido en el bus, es muy socorrido. Incluso si quieres protegerte de los reporteros al salir del coche, haces que hablas por teléfono y ya está. Bueno esto se hacía antes, pero es que llevo muy mal lo del famoseo.
Lo que no llego a entender es cómo se apodera de la mesa ya sea en casa, en un bar o un restaurante. Y creían que comer con la tele puesta era lo peor para la comunicación en la familia... La gente queda y se ignora para retransmitir online, minuto a minuto, lo que está haciendo. Acaba con más de una charla ante un café en las terrazas.
Recuerdo una vez, cuando aún tenía mi retro-móvil, que me encontré comiendo sin hablar mientras las otras cuatro estaban inmersas en sus conversaciones por pantalla. Y creedme, para mí salir a almorzar después del trabajo y luego conducir 40 minutos hasta casa era un gran esfuerzo para estar "sola" a efectos prácticos.
Por las limitaciones que tengo, salgo poco y quedo menos. Así que reunirme con la familia o cenar con amigos es todo un acontecimiento.
Quizás por eso mi smartphone no sale del bolso.
No deja de sorprenderme que quien tiene la ocasión de disfrutar cada momento, se "aísla" voluntariamente para sumergirse en la red y "socializar" con todo el mundo, lo que implica no socializar con quien tienes enfrente por culpa de las redes sociales. Un poco trabalenguas para algo tan irónico.
Puedes subir una foto y relatarlo todo después. Puedes saltarte un estado de Facebook. Las noticias van a seguir ahí cuando vuelvas a casa. Puedes contestar ese e-mail un poco más tarde (si no es trabajo, la mayoría puede esperar). No tienes que contestar inmediatamente un mensaje de WhatsApp.
Depender de un like, un retuit, un me gusta y no ser capaz de gestionar el ocio y con quien lo compartes, de decidir cuándo respondes o no, es cuestión de prioridades (no me voy a meter en temas de adicción, refuerzo y demás).
Tu gente es la que no debe esperar para un rato que os veis (que luego todo es echarle las culpas al manido "falta de tiempo debido al ritmo de vida que llevamos").
Ahora que paso tantas horas en una sala de espera se hace más llevadero con el smartphone (las revistas que suele haber -si las hay- siempre me han parecido insufribles). Si tienes que hacer cola en algún sitio, te entretienes. Si eres el primero en llegar, te sientes menos incómodo solo entre la gente. Si no quieres que te de la chapa un desconocido en el bus, es muy socorrido. Incluso si quieres protegerte de los reporteros al salir del coche, haces que hablas por teléfono y ya está. Bueno esto se hacía antes, pero es que llevo muy mal lo del famoseo.
Lo que no llego a entender es cómo se apodera de la mesa ya sea en casa, en un bar o un restaurante. Y creían que comer con la tele puesta era lo peor para la comunicación en la familia... La gente queda y se ignora para retransmitir online, minuto a minuto, lo que está haciendo. Acaba con más de una charla ante un café en las terrazas.
Recuerdo una vez, cuando aún tenía mi retro-móvil, que me encontré comiendo sin hablar mientras las otras cuatro estaban inmersas en sus conversaciones por pantalla. Y creedme, para mí salir a almorzar después del trabajo y luego conducir 40 minutos hasta casa era un gran esfuerzo para estar "sola" a efectos prácticos.
Por las limitaciones que tengo, salgo poco y quedo menos. Así que reunirme con la familia o cenar con amigos es todo un acontecimiento.
Quizás por eso mi smartphone no sale del bolso.
No deja de sorprenderme que quien tiene la ocasión de disfrutar cada momento, se "aísla" voluntariamente para sumergirse en la red y "socializar" con todo el mundo, lo que implica no socializar con quien tienes enfrente por culpa de las redes sociales. Un poco trabalenguas para algo tan irónico.
Puedes subir una foto y relatarlo todo después. Puedes saltarte un estado de Facebook. Las noticias van a seguir ahí cuando vuelvas a casa. Puedes contestar ese e-mail un poco más tarde (si no es trabajo, la mayoría puede esperar). No tienes que contestar inmediatamente un mensaje de WhatsApp.
Depender de un like, un retuit, un me gusta y no ser capaz de gestionar el ocio y con quien lo compartes, de decidir cuándo respondes o no, es cuestión de prioridades (no me voy a meter en temas de adicción, refuerzo y demás).
Tu gente es la que no debe esperar para un rato que os veis (que luego todo es echarle las culpas al manido "falta de tiempo debido al ritmo de vida que llevamos").
Phubbing es la unión de Phone (teléfono) + Snnubing (despreciar).
Creo que es incluso una cuestión de educación no solo quitarle el sonido al móvil en el cine, al entrar a una consulta (incluso en la sala de espera),... sino el no estar continuamente pendiente de la pantalla mientras estás con alguien: le da valor a su tiempo y a su persona. Después de todo, si concedes diez minutos de cortesía a quien llega tarde o no empiezas a comer hasta que todo el mundo tiene su plato, ¿por qué hacer el feo a quien quiere pasar un rato contigo? Si contestas, discúlpate y sé breve. Pide que sean respetuosos también contigo.
Creo que es incluso una cuestión de educación no solo quitarle el sonido al móvil en el cine, al entrar a una consulta (incluso en la sala de espera),... sino el no estar continuamente pendiente de la pantalla mientras estás con alguien: le da valor a su tiempo y a su persona. Después de todo, si concedes diez minutos de cortesía a quien llega tarde o no empiezas a comer hasta que todo el mundo tiene su plato, ¿por qué hacer el feo a quien quiere pasar un rato contigo? Si contestas, discúlpate y sé breve. Pide que sean respetuosos también contigo.
Disfruta el momento, que ya lo contarás luego.
PD: Querido phubber, pídele una cita a tu terminal. Si es el amor de tu vida, no lo dejes escapar.
PD: Querido phubber, pídele una cita a tu terminal. Si es el amor de tu vida, no lo dejes escapar.
(Vídeo 2012)
Gracias por ayudarme a actualizar los posts 😉 Ahora sólo falta ¡quedarse con la palabreja en español!: "Ningufoneo". Más fácil: "¡Deja el móvil y no pases de mí!"
@domandoallobo Mira, ya habemus palabro xD https://t.co/lvXd0LZoGo
— Anna (@pearaphrase) 11 de agosto de 2016
Foto: Por Alfonso Casas.
Vídeo: Por Gabriela Vega.
Temas relacionados:
#116 © La teoría de la batería del móvil de antena (para explicar la #fatiga)
#170-¿Qué te estás perdiendo? #FoMO (Fear o Missing Out, miedo a perderse algo)
A raíz del chantaje emocional de la autora del blog, me veo obligado a hacer un comentario xdxd
ResponderEliminarFuera bromas me parece un tema bastante interesante como la sociedad en la que estamos prefiere interactuar a través de una pantalla que con la persona que tienes al lado
jajaja conste que tú sí me habías dicho ya algo por twitter varias veces (como con la foto de la fiesta, todo el mundo con su móvil: "la humanidad haciendo méritos para su extinción" o que la gente ha dejado de mirarse a los ojos para entablar una conversación y que se está perdiendo el romanticisimo).
EliminarPD ahora por tu chantaje emocional perruno tendré que seguir escribiendo posts :P
Puedo decir que no práctico el tecnodesprecio ese que comentas, la verdad es que solo entro y comento en mis ratos de soledad. Buen post
ResponderEliminarMe gusta lo de "tecnodesprecio". Es lo que debe ser, un complemento y no un sustituto de relaciones. Gracias por pasarte Fernando :)
EliminarTriste pero real. Podemos estar con las redes sociales, y más los crónicos o personas que encontramos más comprensión y/o cariño, que con la gente que tenemos a nuestro alrededor. Hasta ese punto de acuerdo.
ResponderEliminarPero el estar con alguien que esté ensimismado con su móvil, le hables y te ignore. O simplemente estar con esa persona, y tenga la falta de respeto de no aparcar el puñetero móvil por un rato, es lo peor, no encuentro ahora una palabra que defina lo que puede sentir la persona ignorada, sí una mierda )perdón, pero es así).
La tecnología es buena, muy buena, pero hay que saber usarla en su justa medida. Y sobre todo, tener educación.
Un abrazo! :)
Sí, lo que decía de hacer uso y no abuso.
EliminarSupongo que entre todos tenemos que "educarnos" unos a otros y establecer unas bases (aunque algunas son de cajón).
Un beso
¿Que si alguna vez he sacado el móvil en plena reunión con amigos? Pues sí, no lo voy a negar, pero de ahí a considerar que eso sea un desprecio, pues lo siento pero no, no lo considero así... Coger el móvil de forma puntual porque alguien me requiera o contestar una llamada tampoco lo veo mal. Ignorarlos a ellos también sería un forma de desprecio. Creo que podemos conciliar la vida virtual y real. Otra cosa muy diferente es que nos pasemos TODA la reunión móvil en mano....
ResponderEliminarSon cosas diferentes y lo que cuentas, yo al menos, no lo llamaría phubbing. De hecho tú misma lo has dicho, "coger el móvil de forma puntual".
EliminarYo me refiero a parejas sentadas en una terraza sin hablarse ensimismados cada uno con su móvil hasta que pagan la cerveza para irse, de amigos en un banco del parque sin prácticamente levantar la mirada de sus pantallas,...
Creo que son complementos pero no sustitutos de relaciones y es la excusa de algunos para no afrontar ciertas situaciones (pero eso es otro tema. como el enganche que tiene la gente).