#21 ¿Y qué me pongo hoy? (Más difícil de lo que parece)

*Revisado 12-02-2017*

Quedarte mirando las perchas del armario a ver qué te pones es algo habitual. Pero yo hablo de otra cosa.

Puedes preparar la ropa el día anterior por aquello de facilitarte las mañanas. Pero quizás hoy no seas capaz de levantar los brazos para ponerte el jersey que habías elegido. Que con los continuos cambios de peso no te entre el pantalón que te pusiste la semana pasada; o que te quede enorme ese conjunto que echaste en la maleta al principio de las vacaciones. Que debido al cansancio o el dolor en las manos, no puedas abrochar tantos botones de la blusa que querías estrenar (después de lo que te costó salir a comprarla para ese evento). O que una camiseta que te queda holgada te martirice porque sí con una costura y te la acabes quitando antes de terminar de vestirte y busques otra cosa.

Me gusta la ropa negra. Además protege mejor de los rayos UVA (a tener en cuenta por los lúpicos). Pero al desvestirme, por más que me hidrate la piel, está totalmente cubierta por dentro de una capa de escamitas blancas por el Síndrome de Sjögren (especialmente en invierno). Obviamente esto también ocurre con las prendas claras. Pero ojos que no ven, corazón que no siente... Total, que me paso la vida sacudiéndome la ropa y siempre tengo motitas blancas (y cabellos) encima.

Una vez más te quedas mirando el armario un buen rato a ver qué puedes ponerte que cubra los moratones nuevos que te han salido de la nada. O algo que no revele las extensas áreas de mini-cardenales redondos (púrpura) en brazos y puntitos rojos (petéquias) en piernas que gritan que mi Lupus afectó a la sangre.
Porque no quieres preguntas indiscretas. Especialmente de gente a la que no le importa.
Y todo esto teniendo en cuenta las estaciones, que parece muy fácil ponerse un pantalón largo y ya está. Pero los lupies que tenemos que cubrirnos todo el año de la luz solar os retamos a que probéis a poneros una blusa/camisa/rebeca - por fina que sea - en pleno agosto, cuando más hay que protegerse.
En invierno, sin embargo, tengo el caso contrario. Me he vuelto tremendamente friolera. Antes cuando salía llevaba algo sin mangas y un abrigo porque en los locales moría de calor. Y ahora no puedo usar prendas finas sin una rebeca o algo gordito encima en interior porque empiezo a tiritar o me paso el rato encogida (lo que para las contracturas no es recomendable).

Pero por poneros un ejemplo de las marcas que quieres tapar: Al salir del último ingreso hospitalario tenía en los brazos 9 heridas y 3 hematomas porque tuve problemas con las vías y analíticas (gracias a la trombocitopenia y mis venas pequeñas). ¿Os imagináis si no hubiera tenido la suerte de que fuera invierno y quedara todo cubierto con un jersey? Miradas y preguntas hasta de quien ni te suele saludar.

Al final el "¿y qué me pongo hoy?" es más difícil de lo que parece.

Imagen: Créditos al autor.

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