Quien no me conozca, bien podría pensar que no me gusta la Navidad. Incluso quien sí me trate podría creer que simplemente me he contagiado por ese desencanto general que hay con las Fiestas (vale, tan comerciales como las queramos hacer... Yo no como hasta reventar y compro regalos con ilusión. Lo que no se puede es "vivir" dos meses y medio el espíritu navideño, por más que nos lo vendan).
Aunque siempre he disfrutado de mis momentos de soledad, era muy sociable. Y eso se traducía en tres o cuatro comidas/cenas de antiguos trabajos y el actual, más las que encartara (o cafelitos) con las amigas; Nochebuena y Navidad con la familia (a veces aquí, a veces a kilómetros), salir en Nochevieja después de tomar las uvas con mis padres. Un Año Nuevo de sofá y comida informal (a veces con merienda con unas amigas, según donde me pillara). Y algún año, cabalgata y/o roscón de Reyes o al menos mi adorada taza humeante, con la excusa para quedar. Añade varias salidas para las compras navideñas, probarte ropa para los eventos montones de veces, si tienes que comprarte algo más vuelta a salir... y el trabajo. Pues el ajetreo más o menos que lleva todo el mundo en estas fechas (de las que se queja mucho la gente, pero nadie quiere aflojar).
El Lupus, el Síndrome de Fatiga Crónica o la Fibromialgia
bien podrían ser El Grinch
¿Quién me ha robado entonces la Navidad?