Las emociones, aunque no son buenas ni malas de por sí, son compañeras de viaje que te pueden facilitar el camino o alargar el trayecto.
La alegría, la tristeza, el miedo, la ira...
Cuando la gente escucha "manejar las emociones" (gestión emocional) muchas veces le parece imposible controlarse o al contrario, cree que ya no va a sentir nada o no va a pasarlo mal.
No tiene nada que ver con eso.
Más bien tiene que ver con identificar qué estás sintiendo y saber "canalizar energías", hacer algo con todo eso que llevas dentro, equilibrarlo.
En esas semanas tuve ansiedad pero muchos menos días; y el día más fuerte una vez pensé qué hacer, todo fue más fácil. Si me hubiese dejado llevar habría sido mucho peor.
Tuve mi día de hundimiento total. Pero tengo localizado el peor momento. A veces doy con el desencadenante y otras no; porque como
enfermedades autoinmunes, la depresión forma parte de ello - inflamación.
A mí me afectan para mal tanto las emociones negativas como las
positivas intensas (se me disparan los síntomas) porque al tener una
disautonomía creo recordar que se altera el sistema nervioso simpático
(que de simpático no tiene nada en estos casos).
Así que son
emociones que tengo que manejar. Los disgustos, los enfados, el miedo,
la alegría por una buena noticia, emocionarme por algo que me gusta
mucho o que me toca el corazón.
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Los días grises seguirán siendo grises.
Pero verás mejor lo que tienes por delante. |
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"Cálmate que mañana estarás peor" es como un mantra. Aunque lo siento en el mismo momento. Y antes tenía una vía de escape. Andaba muchísimo, hacía ejercicio, me ponía a limpiar, a ordenar un armario, escribía, hacía relajación... hasta que se me pasase o al menos no fuese tan fuerte la emoción.
Ahora es más complicado porque no puedo hacer muchas de esas cosas ni actividades por "mucho" tiempo.