Soy la gacela de La 2, y no por estilizada o rápida. Soy la gacela vieja o enferma que caza el guepardo en una llanura implacable.
Así me siento. Insegura, indefensa, huyendo siempre de algo, luchando por mi vida. Con unas fauces invisibles apretando el cuello. Escapando por los pelos.
Nota: Sí, tiene varias lecturas. ¿Cuál es la tuya?
Imagen: en Pixabay
Esa sensación es transitoria, es verdad que puede durar años, pero no te llegará a comer, te seguirá persiguiendo, pero mientras sigas corriendo no te cogerá, recuerda que aunque el guepardo es muy veloz, no aguanta mucho esa velocidad, la gacela se salvará si sigue corriendo con todas sus fuerzas, es verdad que no tiene la velocidad del guepardo, pero si sigue luchando el guepardo se cansará antes, y llegará el momento que verás a otras gacelas que también corren delante del guepardo, y como has pasado por una situación similar, les dirás que sigan corriendo y no se paren, que el guepardo se cansará, y podrás salvar a otra gacela de las fauces del guepardo. Es verdad que algunas serán cazadas, pero sólo porque no tuvieron a alguien que las animará en ese preciso momento para que siguieran corriendo. Es cierto que esto es más fácil decirlo que hacerlo, y que cuando estás en esa situación, con la energía a mínimos, que nos digan que sigamos corriendo parece una paradoja, pero sacarás fuerzas de dónde no sabes, y podrás. Comenta una gacela que dejó de correr, y fue cazada, menos mal que no fue fatal. Un besito.
ResponderEliminarSerá por eso que las gacelas van en grupo. Un besazo.
EliminarPues sí, y el guepardo nunca ataca al grupo, sino a la que está sola y más desvalida, por eso necesitamos seguir corriendo a pesar de todo. Un gran abrazo, gacela veloz.
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